Estoy trabajando cuando un hombre muy mayor se acerca a mi. Yo ya colaboro, me dice con una voz pastosa y muy baja, casi ininteligible. Le sonrío y le doy las gracias. Entonces empieza a hablar, y yo, que no debería, según mis superiores, perder el tiempo en escuchar a la gente, me pongo a escucharlo con atención.
A veces sólo necesitamos que nos escuchen, importarle a alguien aunque solo sea un segundo.
Se llama Paco, me cuenta. Su mujer murió el 25 de agosto. Habla de ella en presente, como si se negase a dejarla marchar. Me he quedado solo, me dice. Le dio un derrame cerebral en casa, y ya. Fin, fin de todo. Llevabamos 56 años casados, más dos de novios, ¿sabes? Una vida, toda una vida con ella. Ahora no sé que hacer. Cuando me agobio mucho salgo y paseo. Siempre llevo sombrero, me reconocerás si me ves de nuevo, ¿verdad? Por supuesto. Y me saludarás, ¿verdad? Sonrío y le digo que claro.
Me cuenta cómo empezó con Claudia, su mujer. La conocía de toda la vida, era hermana de mi amigo. Sabía que tenía que ser ella, pero esperé a que cumpliese 17 años, ¿sabes? Por respeto. Entonces, ya licenciado del servicio militar volví al pueblo. Somos de un pueblo de Córdoba, ¿sabes?
Había baile aquella noche. La invité a bailar y le pregunté si tenía novio. Me sonrió y me dijo que no, ¿sabes? Y le dije que yo tampoco, y le pedí salir. Y se pone a reir recordando. Y yo río con él.
Nuria, ¿verdad? Sí, Nuria. Pues Nuria, si me ves otro día salúdame. Igual no me doy cuenta. Me gustará volver a hablar contigo. Y a mi, Paco, y a mi.
¿Te puedo decir una cosa sin que te moleste? Claro, respondo. Tienes la sonrisa más preciosa del universo. Y yo, que he decidido quererme, en vez de pensar lo que pensaría normalmente (Paco, que Dios te conserve el oido, porque la vista ya no tiene remedio), le sonrío. Me da la mano. Un placer. No, el placer es mio.
Se marcha con paso lento, sonriendo.
Me da esperanza ver a alguien que tras 58 años sigue llamando nena a su mujer, que habla de ella con esa sonrisa y ese brillo. Tal vez sí exista el para siempre. Habrá que buscarlo.
Entre tantas historias tristes que escucho, me apetecía rescatar esta.
En esta obra se unen, verdad, amor, ternura, respeto, sentimiento, emoción y hasta tristeza, porque fue lo que sentí de saber que la historia terminaba y me quedaba con la miel en los labios, con el deseo de saber que pasaría mañana.
ResponderEliminarNo puedo añadir más comentario a un relato que en su forma y esencia lo dijo todo. Me gustó mucho, me dejaste sin palabras. Es de lo mejor que te he leído.
¡Saludos!
Muchas gracias! Pensé que a nadie le gustaría mi momento moñas. Me alegra que a ti sí.
EliminarSaludos!
Parece un cuento de navidad...
ResponderEliminarTierno y emotivo.
Besos.
Lo malo es que el fondo es triste. La soledad...
EliminarBesos!
Lo siento NURIETA, sé que abuso mucho de imágenes, música y palabras de otros aquí, pero es que es leerte y... ¡¡¡zassss!!! ¿me dejas ponerle dibus y música a tu precioso encuentro?:-)
ResponderEliminar¿Y no le diste un abrazo de despedida? si yo tengo tu trabajo achucharía hasta al gato jajaja
¿Me saludarás si me ves por la calle? ¿verdad?
Me llamo María ¿lo recordarás?
Un placer NURIA:-)
Muaaaaaaaaaakss y remuaaaakss inmeensos mi cielo.
PD
Por cier, si no has visto esta peli, tienes que verla un días con tus ratitas, os encantará:-)
¿Qué decías tú de moñas? jajaja amos... a mi me vas tú a hablar de eso juas, como dices tú.
A ti siempre te saludaré. Cualquier día me planto en tu puerta para abrazarte.
EliminarEmpezamos a verla, pero mi hija mayor es demasiado sensible, y se puso triste. No pudimos acabarla.
Me encantan los regalos que me dejas. Gracias!
Besos y el abrazo más apretado del mundo.
Que tierno Nuria, y que entrañable, cuando encuentras a alguien así te dan ganas de llevartelo a casa y protegerlo y darle cariño.
ResponderEliminarPues sí, me dio una pena infinita verlo marcharse solo.
EliminarUn beso!
Oh!!
ResponderEliminarsigo sin creer en los parasiempre... pero si creo en los momentos regalos que aparecen sin pensar cualquier día... :))
Besos abisales
Son los mejores, sobre todo después del día de historias tristes.
EliminarYo cada día creo menos en los para siempre.
Besos!
Emoción Núria, eso he sentido mientras leía. Niña... eres muy bonita.
ResponderEliminarBesos
Gracias! Tú si que eres bonita. Me emocionas.
EliminarBesos bella.
Cuanto hubieras perdido si hubieras hecho caso a tus jefes!
ResponderEliminarSaludos
m.i.
Eso siempre. Prefiero seguir teniendo sentimientos, y no ignorar a la gente.
EliminarBeso.
· Precioso relato, tierno. En su justo punto para no resultar empalagoso.
Quisiera ser como él.
· un beso
CR· & ·LMA
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Gracias! Yo también quisiera. A pesar de todo tenía un sentido del humor increible.
EliminarUn beso.
Me ha recordado enteramente a mi tía Sagrario y mi tío Antonio... Bueno, en realidad ella era prima de mi madre, pero para nosotros siempre fueron nuestros "tios"... Igual igual igual, aunque ellos empezaron a salir antes incluso que Paco y Claudia... a los 13 años ella y 15 él ya se habían "ennoviado". Y murieron a los casi 90 años, con dos años de diferencia... Literalmente, toda una vida juntos y tantas, tantísimas cosas vividas a la vez... Me ha emocionado muchísimo tu historia porque me ha traído a mi tía a la memoria. Ella siempre siempre siempre me llamaba en mi cumpleaños hasta que fue más mayor y se le iban las cosas de la cabeza. Entonces la llamaba yo en mi día y le decía: Tía, te llamo para que me felicites... "ayssss, si es que ya no tengo la cabeza en su sitio".... Conservo todo lo que me regaló, desde un juego de sábanas, hortera a más no poder, que todo hay que decirlo, pero es lo que se llevaba entonces, y que las tengo ya viejísimas, hasta un cenicero que me regaló y que pone "Aquí fuma... M.(mi nombre)", que lo tengo en la cocina y hace poco se me cayó al suelo y se hizo añicos... Bueno, pues le puse a mi adosado a pegarlo con toda la paciencia que él tiene y yo no porque por nada del mundo quería yo perder ese cenicero...
ResponderEliminarEn fin, que me he ido del tema, pero es que hay cosas que me emocionan mucho y esta historia que nos has traído me ha recordado a ellos. Perdón, Nuri.
Un beso fuerte y buen finde
No te disculpes!! Me gusta que me conteis lo que os recuerda, lo que os sugiere. Eso es lo que convierte esto en algo que me gusta tanto. Es algo más vivo.
EliminarMe ha encantado tu historia. Yo también tengo (mierda, tenía, me falta uno de ellos) unos tíos así, no sé, leyendo tu historia los he recordado.
Guarda los recuerdos. Son tan valiosos, tan importantes, pequeños tesoros.
Gracias por tus recuerdos guapa!
Besos, y buen comienzo de semana.
Historias parecidas a las tuyas ocurren todos los días en muchos sitios, el mundo está lleno de pequeñas historias. Lo dificil, es saber contarlas al resto como tu lo haces, dándoles ese toque de ternura, verdad y dolor que hacen que te lleguen tan dentro y luego estés dándoles mil vueltas en la cabeza durante todo el día.
ResponderEliminarY cierto es, tienes una sonrisa maravillosa!
Hala! Gracias gafotas!! Viniendo de ti lo valoro infinitamente.
EliminarSi yo hablase de tu sonrisa...
Besos!!
Por lo que escribes percibo que tu vida laboral te da satisfacciones que pueden servir pa atenuar, en cierta medida, las tentaciones del abismo. Cuando uno está en una crisis personal tiende a pensar que las vidas ajenas son siempre más satisfactorias que la propia pero está demostrado que la longevidad de una relación no va en relación con su intensidad. A veces poco es mucho y mucho es poco. Tampoco debemos de olvidarnos de la idealización con que vemos a aquellos seres que han significado algo en nuestras vidas y que ya nunca volverán a estar con nosotros.
ResponderEliminarTienes razón, en todo. A veces algo corto es mucho más intenso (y más duradero en la memoria) que algo largo. Y sí, tendemos a idealizar a los muertos, es difícil criticarles. Pero tendrías que ver el brillo de sus ojos...
EliminarMi vida laboral... tiene cosas buenas, como casi todo en la vida. Una de ellas es que hablo con mucha gente, gente muy variopinta, y en algunos casos muy interesantes. Pero en realidad no es sólo mi vida laboral. A poco que te fijes, la vida en general ofrece estos pequeños placeres. Puede que sea la persona que está delante de ti en la charcutería, o en el asiento de al lado en el metro. Sólo hay que fijarse.
El abismo... tengo cierta experiencia en bordearlo, juas.
Besos.
ResponderEliminarMe encanta esta ... Nuria Despiadada. Ja
Tan bien los escucho yo, pero suelo meterme un poco con ellos, eso hace que cuando me ven, vengan a meterse conmigo jajaja.
Me parece fatal, que tus superiores entiendan que es perder el tiempo escuchando a alguien, sino se afilia , entiendo.
Estamos en una selva , joder!
Se que tu no eres así, al menos espero que no tengas que pagarles el café ......
El Otoño la está ablandando.... No se iba a volver Despiadada?
Y de mi se acordará también signorina, me saludará cuando me vea??????
Que envidia no poder saber como es esa sonrisa!!
Un piacere.
Besos
Sicilia
Uy, para pagar cafés estoy yo, jajjajajaj. Que conste que me dijo que si le saludaba la próxima vez me invitaba a un café, y cuando le dije que le invitaría yo me dijo que ni hablar.
EliminarLo de despiadada se está haciendo esperar. Resulta que es más difícil mutar de lo que pensaba.
No te saludaré, porque eres un desconocido, ja!
Mi sonrisa es... una sonrisa, sólo eso.
Besos!
Es conmovedor y muy entrañable este texto, Nuria. Encuentro la dulzura que estoy segura que tú tienes, porque se ve en la manera en la que relatas esa conversación con Paco. Y leyéndote me he acordado de Pedro, el hombre que me encontré en la sala de espera del hospital. No se si lo recordarás, su hija llevaba meses en coma y me contó cómo su mujer los abandonó a él y a su hija de apenas pocos meses. Otra historia de amor, de esas que te ayudan a pensar que es posible encontrar esa persona que te haga sentir completa, a la que puedas hacer feliz, y no sólo por un poquito tiempo.
ResponderEliminarCreo que lo que nos hace falta a todos, o al mundo en general, es que nos comuniquemos más y mejor. Así como tú con Paco o yo con Pedro.
Precioso y brillante, besos y buen fin de semana, dulce Nuria.
Si nos comunicásemos, pero escuchando de verdad, sin interferencias, sin prejuzgar, todo iría mejor, seguro. Recuerdo bien tu historia. No fui capaz de comentarte. Lo siento.
EliminarLo del amor... yo que sé. Igual lo que hay que intentar es sentirse completa y feliz por una misma, y luego lo que tenga que venir vendrá, pero seremos más fuertes, conscientes,... No me hagas mucho caso, yo que sé. Pero yo lo intento.
Muchas gracias. Tú si que eres preciosa.
Es terrible la soledad y más cuando se ha vivido casi una vida con otra persona.Esto es lo que tienen las grandes ciudades que se acusa más la soledad.
ResponderEliminarPreciosa entrada y acompañada de esta canción.
Núria: dile a tus jefes que cuando se hagan viejos y decrépitos. Que tú les ayudaras a pasar estos trístes momentos.Valientes cazurros mon dieu cada vez nos estamos aislando más el dichoso estres.
Un abrazo grande Núria feliz finde.
Los jefes buscan productividad, poco más. Lo demás es perder el valioso tiempo. Yo lo veo más como un enriquecimiento, lo de hablar con la gente, lo de escucharles, pero bueno, ellos se lo pierden.
EliminarCuando ellos sean viejos, yo seré aun más vieja! jajajja
Las grandes ciudades generan grandes soledades. Son letales para la gente mayor, para los que viven solos.
Un abrazo Bertha, y feliz semana.