Hubo una vez una rana que vivía en una caja. Recordaba haber sido una rana libre. Vivía en una laguna, cerca de la orilla de un pequeño río, rodeada de ranas. Le gustaba croar, pero a veces no le parecía suficiente. Tenía que haber algo más que croar, saltar, cazar moscas,…
Pero aun así seguía croando, tranquila, saltando junto a otras ranas.
Una noche un buho la atacó, y la pequeña rana consiguió saltar hacia unos juncos y refugiarse, pero quedó asustada, se sintió diminuta e indefensa. Pasaron los días y a Rana le resultaba difícil recuperar su estado tranquilo, vivía aterrorizada, temiendo un nuevo ataque, aterrada ante el mundo. Y entonces llegó él. Para Rana era poco más que unas manos suaves y una voz profunda, porque era una sencilla rana y su visión no iba mucho más allá. Él la observó, atemorizada ante la vida y se propuso cuidarla. Poco a poco se fue ganando su confianza. Le daba aliento, palabras de apoyo, de vez en cuando le llevaba insectos para alimentarla. Para que no tengas que arriesgarte cazándolos, le decía. Cada vez se sentía más confiada y feliz. Ya no temía, porque sabía que él la protegería. Un día él le contó que la echaba de menos cuando no estaba cerca, y que temía que le hiciesen daño. Te necesito, le dijo. Y ella se sintió enorme, valorada. Alguien la necesitaba, a ella, un ser tan diminuto, tan poca cosa. Pasaron los días y cada vez eran más constantes los comentarios sobre el temor por su vida. Acechan tantos peligros, decía, temo por ti, ¿qué haría si te pasase cualquier cosa? Y el temor poco a poco fue echando raíces de nuevo en su interior. Al principio era algo diminuto, una pequeña semilla que fue germinando. Al final lo fue llenando todo. Y volvió el temor, volvió a vivir aterrorizada. Pero estaba él, y cuando estaba él se sentía segura. Tal vez fuese buena idea ir a vivir con él, como le había sugerido veladamente, así podría estar tranquila todo el día. Vivía cerca, la llevaría a diario a su pequeña laguna, sólo cambiaría que durante el resto del tiempo estaría protegida y segura. Así que accedió agradecida.
Él la llevaba a diario a la laguna, y la observaba mientras croaba, pero cada vez le parecía ver más peligros acechando, aun estando él cerca. Además todas las ranas envidiaban a Rana, eso decía él. ¿No ves que envidian nuestra felicidad? Temo que quieran alejarnos, por pura envidia, que te llenen la cabeza de ideas raras. Rana le decía que no, que ella no se dejaría influenciar. Pero cada vez que una rana se acercaba a hablar con ella, Rana pensaba en aquellas manos, en la voz apesadumbrada, y poco a poco fue dejando de hablar con el resto de ranas. Nos tienen envidia, es cierto, pensaba, con un poso de tristeza en su mente feliz de rana segura y protegida.
Al final carecía de sentido seguir yendo a la charca para no croar con nadie, para estar pendiente de no ofender a aquella voz profunda, o de pensar a las otras ranas envidiosas.
Él tenía un pequeño jardín, allí sería feliz. Descubrió alivio en la voz cuando dejaron de ir a la laguna a diario y se sintió feliz de poder devolverle un poco de la felicidad y seguridad que le brindaba. Saltaba tranquila entre la hierba. No te esfuerces, le decía él, aquí es mucho más difícil capturar insectos, porque no los encuentras distraídos tomando agua, yo los cazaré por ti, así no sentirás frustración por no cazar. Ella pensó que era divertido cazar, pero claro, si no iba a ser capaz…
Él la alimentaba, la observaba, pero cuando ella empezó a confiar en el entorno, a sentirse segura de nuevo, él empezó a hablar de peligros de nuevo. Había visto pájaros acechando, y hacía pocos días una serpiente le sorprendió cuando estaba cazándole los insectos. Menos mal que no eras tú la que cazaba, imagínate, hubiese sido terrible. Y ese sapo con el que hablas a través del muro, no creo que sea de fiar. Somos tan felices, ¿quieres dejar de serlo? ¿qué sentido tiene meter en medio a ese sapo? Y ella intentó explicarle que no metía en medio a nadie, pero que a veces echaba de menos conversar con alguien, pero él entonces la interrogaba, seguro de que ella estaba ya enamorada del sapo. Poco a poco dejó de hablar con el sapo, se fue alejando del muro, quedándose más cerca de la casa. Además, estaba aterrorizada por aquel pájaro que él había visto merodeando, observándola desde la copa de aquel árbol, sí, aquel que tú no alcanzas a ver, le había dicho.
Estaría más segura en casa, convinieron. He encontrado un sitio donde estarás cómoda, segura, no correrás el riesgo de que nadie te pise, o de que el pájaro voraz entre por la ventana en un descuido mio, mientras aireo la habitación. Y así fue como acabó en aquella caja. No quería contradecirle, porque él se contrariaba mucho, y ella no quería dejar de ser feliz. Además no era capaz de cazar. ¿Qué clase de rana eres que ni siquiera sabe procurarse sustento? ¿qué harías sin su ayuda, sin sus cuidados? Él tenía razón cuando lo insinuaba, ella no era capaz de vivir sin él. Era así de simple.
No croes tan alto, ¿no ves que tu croar histriónico molesta a los vecinos? Y ella empezó a croar bajito, no fuese que él no abriese la caja aquel día, no fuese a dejar de quererla, de cuidarla. Al principio sólo croaba bajito cuando él estaba cerca, cuando intuía los ruidos que delataban su presencia. Pero poco a poco la invadió una sensación de vergüenza. Tenía razón, su croar era innecesariamente escandaloso, chillón incluso. Además, temía que él llegase y la escuchase. La criticaría, no soportaba que la criticase.
A veces abría la caja y mientras le daba su ración de insectos le preguntaba cómo podía ser que una rana fuese así , que no fuese capaz de procurarse sustento. Creo que ya ni croar sabes, repetía con tono hastiado. Tenía razón, sin duda. Era una rana que no merecía llevar ese nombre, ni cazaba, ni croaba…
Pero una noche escuchó croar una rana a través de la ventana abierta. Era una noche calurosa, y el aire parecía denso, quieto, haciéndole llegar nítido el croar de una rana que sonaba parecido al croar que ella emitía hacía demasiado tiempo. Y no le sonó exagerado, ni escandaloso, le sonó bello. Y no escuchó a ningún vecino quejarse, todos parecían dormir plácidamente acunados por el bello croar de la rana a lo lejos. Y deseó ser aquella rana. Rana, la rana que vivía en una caja se dio cuenta que aquello distaba mucho de la felicidad, y que si aquello era ser feliz, bienvenida fuese la infelicidad. Se descubrió echando de menos el aire fresco de la noche en la charca, las libélulas revoloteando a su alrededor durante el día, con sus bellos brillos metálicos. Echó de menos las charlas, echó de menos cazar, evitar ser cazada. Echó de menos croar, sobre todo se dio cuenta de cuánto echaba de menos croar. Y deseó salir de aquella caja, llenar la estancia con su croar despreocupado, saltar libre por aquella ventana abierta y perderse en la noche en busca de su laguna.
Canción increible sobre un oso que anhela su libertad (de la banda sonora de Tango feroz)
De esta historia, me permito asumir (puedo equivocarme) una segunda lectura.
ResponderEliminarMe suena a la metáfora de algunas uniones de parejas, donde el manipulador aniquila la voluntad de la otra persona, la desconecta de su medio ambiente, su familia, sus amigos. La hace dependiente de él y la hace cambiar radicalmente en usos y costumbres, matando su personalidad y alegría.
Excelente tu relato. Me supo a esas bellas historias de los cuentos clásicos. Incluso me provoca escribir una moraleja: Quien nos quiere en verdad, no busca cambiar nuestra manera de ser, ni tampoco nos enclaustra ni manipula. Nos acepta como somos y nos ama por ello.
¡Saludos! (Me gustó)
Cierto, la segunda lectura es esa. A veces el proceso es tan progresivo, la manipulación es tan sutil, y todo parece ajustarse a una cierta lógica (totalmente falsa) que esa persona no se da cuenta de que no toma ninguna decisión, ni la más nimia, por si misma hasta que despierta.
EliminarQuien de verdad nos ama (bien) nos acepta y no pretende cambiarnos.
Me alegra que te haya gustado.
Saludos!
A mí me ha parecido lo mismo que al comentarista anterior.
ResponderEliminarBesos.
Mi querido Toro, gracias. Supongo que la entrada es difícil de comentar. Gracias por hacerlo, gracias por estar.
EliminarBesos.
Yo también he pensado en la mujer maltratada psicologicamente, anulada, minusvalorada,depreciada, despreciada, empequeñecida hasta desaparecer, hasta llegar a olvidarse de quien es, de quien fue,..
ResponderEliminarParalizada por el miedo cuando sería relativamente sencillo saltar afueea de la caja y escapar y regresar a nuestro habitat.
Volver a ser TÚ...
Tan sencillo y tan difícil, porque para alguien anulado, desacostumbrado a tomar decisiones es un gran salto. Pero sin duda merece la pena. Volver a ser...
EliminarBesos.
Uhhhhhhh! aquí hay mucho que entresacar, que bien buscado el paralelismo Nuria, te ha quedado redondo.
ResponderEliminarEl afán de sentirnos protegidas y seguras muchas veces se paga muy caro.
Muchos besos
Gracias!
EliminarEs cierto. A veces en los momentos difíciles es fácil caer en la trampa de querer sentirse protegida. No vale la pena. Hay que aprender a protegerse una misma, y a elegir mejor quién nos ha de acompañar en el camino.
Muchos besos.
Aquí te has ganado el título de ESOPA jajaja mi querida NURIA, no imaginas cuantísima RANA existe cielo, díselo de mi parte si te la encuentras...dile que no se sienta rara.
ResponderEliminarDile también que cuando termina tu precioso cuento, empieza el que merece la pena para Rana, el segundo capítulo de tu historia, el de cómo Rana por fin saltó fuera de la caja.
Ese capítulo es el que me sé de pe a pa jajaja, dile - lo sabe- que cuesta, pero se puede salir, merece la pena, es imprescindible que salga. Nadie es feliz jamás sin libertad, sin sentirse valorada y segura de si misma, sin sentirse Rana y quererse como Rana.
Avísala - lo sabe, también- de cómo al querer salir, Voz profunda se lo impedirá de todas las formas imaginables...va a tener que luchar mucho, taparse los oídos, correr fuera de sí misma y de los que la rodean, porque a Rana, las suele rodear un entorno que las hace creer que deben aguantar, que Voz profunda es lo mejor que les espera, que no salgan de la caja, que fuera es peor... se convierten en cómplices necesarios de Voz profunda, sin saberlo, por miedo el qué dirán, por miedo a lo diferente, otra vez el maldito miedo...
Y si a pesar de todo Rana insiste, avísala cielo, Voz profunda comenzará fase amenaza. Amenazas con todos los males imaginables, a veces se desata la fase violencia física. La frustración insoportable de sentir que pierden su poder, les saca la bestia de dentro. Otros Voz profunda pasarán a fase lastimera, intentará convencerla por la pena, llorará, se arrastrará, amenazará con suicidarse... Intentará por todos los medios que Rana, su víctima, no deje de serlo, es su creación, lo único que han conseguido en la vida en realidad. Su mezquindad nace de ahí, viven para someter, son incapaces de perder ese poder, ejerciéndolo sienten la seguridad de la que en el fondo carecen... porque ¿sabes qué mi querida NURIETA? Muchas Voces profundas, fueron antes Rana.
Una Rana que creció con seres, Voz profundas al rededor y mutaron en ella.
Espero no haber asustado a Rana, espero recuerde y confíe que siempre habrá gente fuera dispuesta a ayudarla. Díselo de mi parte... si no te escucha, grítaselo ¿vale cielo? a berrido limpio, lo que haga falta para que se entere y no deje de preparar el salto...aahhh dile que hay pértigas, escaleras, zancos jajaja buuuufff muchísimo artilugios para saltar:-)
Y ya me voy o seré la chiflada oficial de la blogosfera:-)
Muuuchos muuuchos besos mi cielo, hoy tenemos sol aquí, con frío pero luce el sol así que esta ranita se va de un salto al mar... ¿sabes que hay ranas marinas? yo soy una:-)
Muaaaaaaaaaaksss inmeeenso mi bolboreta saltarita
PD
Aaaahhh lo olvidaba, preciosa la ranita de papel. A mi me sacas de los barquitos de papel y no sé hacer nada:-) ... creo que voy a hacerle una entrada a Rana... creo, a ver si me sale... no sé, creo.
Ah, ese capítulo es sin duda duro, difícil. Por todo eso que has dicho, y por algunas cosas más. Pero sin duda vale la pena, como bien has dicho en tu bella entrada. Cualquier cosa por conseguir el sueño, por vivir, vivir de verdad, no esa otra no vida que nos pasa rozando, sin permitírsenos zambullirnos en ella. Como decía Serrano (ese cansautor), la vida debe estar en otra parte. Habrá que saltar e ir a buscarla.
EliminarGracias por tu comentario. No se asusta Rana. Sólo le dan ganas de seguir intentándolo. Y millones de gracias por esa belleza de entrada. Eres sencillamente increible.
Un trillón de besos, ranita marina.
Inquietante relato. Luego he leído los comentarios, estamos todos de acuerdo.
ResponderEliminarHay que salir al exterior, croar, follar, beber, saltar, montar un escándalo, cualquier cosa menos permanecer en esa caja, yo siempre digo que tenemos el derecho inalienable de hacer con nuestra vida lo que queramos, malgastarla o incluso acabar con ella, pero lo que no resulta tolerable es que otra persona decida por nosotros.
Si hay que romper un par de ancas ya sabes, conozco a un par de personas que…
Besos.
Vivir. Simplemente eso. Salir y vivir. Que decidan hasta lo más simple te inhabilita de una forma difícilmente explicable. Todos deberiamos tener ese derecho del que hablas, sin duda.
EliminarTe agradeceré siempre ese ofrecimiento. Eres genial. Gracias. Pero no te preocupes, hay que aprender a defenderse, no hay que esperar a que nadie lo haga por nosotros.
Besos.
Pues a mi me gustan las mujeres que lucen con orgullo sus alas, como mariposas, que batiendo traen aire fresco, si es una metáfora triste cajón mental tiene el dueño de la caja, que cree que posee, pero ignora que no ama.
ResponderEliminarSuena bien lo de lucir con orgullo las alas.
EliminarNo sé si ama. Desde luego no ama bien. El amor si implica posesión o sometimiento ni es amor ni es nada.
Un beso.
Me ha encantado el cuento. Lamento que esté basado en hechos reales. Cuando amar implicar poseer no es amor lo que se siente, sino egoísmo. Cuando se quiere de verdad, ya sea a una rana, un sapo o un príncipe solo hay una regla que cumplir: respetar su manera de ser. Posesión en esos casos acaba convirtiéndose en esclavitud. Mis mejores deseos para esa rana inteligente. Se merece una vida feliz en su prometedora charca. Un abrazo.
ResponderEliminarEgoismo puro y duro. Has oido eso de te quiero, me encantas, ya te cambiaré? Pues eso es lo que hace mucha gente. Pero si amas a alguien lo amas tal cual es, con sus defectos.
EliminarRespeto. Eso es lo importante.
Ojalá, querido Balagar, ojalá. Muchas gracias por tus deseos.
Un abrazo.
Los barcos donde más seguros están es en los puertos, pero los barcos no están construídos para estar en los puertos.
ResponderEliminarTienes un bello blog, lleno de textos e imágenes encantadoras.
Enhorabuena.
Muchas gracias. Me alegra que te guste mi blog.
EliminarQué cierto lo de los barcos... Me encanta el ejemplo.
Un saludo.
Una fabula con toda una declaración de libertad... Por desgracia a veces se convierten en eso las relaciones de pareja, un juego de celos y poder, de anulación del otro... Queda muy bien expresado en tu cuento... Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas veces degeneran en eso. Creo que es por una falta de autoestima del que anula, porque cree que si no es así no retendrá al otro. Pero estar retenido no es amar. Alguien anulado teme, no ama.
EliminarGracias. Un abrazo.
Estupendo relato, Nuria. Válido para anfibios, aves o mamíferos incluso los que se mueven a dos patas. Involuntariamente pensamos que es aplicable a relaciones de pareja pero tiene un alcance mucho más universal. Esta Luz de Gas, como aquella vieja película de Ingrid Bergman que le dio nombre a la expresión- es aplicable a comunidades enteras de ciudadanos que sacrifican su derecho a la libertad y a ser ellos mismos por las falsas promesas de la seguridad y el confort.
ResponderEliminarAhora mismo todos nosotros, como grupo humano y más allá de nuestro propio ombligo, vivimos arremolinados en una caja que nos contiene, nos preserva y nos mantiene a salvo de los peligros del exterior
No me lo había planteado así, pero es cierto. Recuerdo bien después del 11S, cómo la psicosis nos hizo entregar libertad a cambio de una seguridad que no sé si es tal. Tal vez vivamos más seguros, pero si es a base de recortar derechos y libertades no vale la pena. A veces, querido Doc, los peligros son mayores en el interior de la caja que en el exterior.
EliminarBesos, y gracias por el punto de vista. Me ha gustado mucho.
Croac...
ResponderEliminarY saltó no? la rana... me alegro entonces estará orgullosa de si misma siempre, ningún sapo la volverá a engañar ;)
croamos?
Besos abisales
Está en ello, Abismo, está en ello. A veces saltar resulta más difícil de lo esperado, la falta de práctica, supongo. Pero lo intenta. Y después no habrá sapo que la engañe, espero.
EliminarCroemos.
Besos.
El manipulador en la pareja y en el sistema siempre buscar aislar y ser la única fuente de información, hacerse indispensable, eso es el canto de sirena que provoca los naufragios de las parejas y las sociedades..
ResponderEliminarCierto. Funciona igual en parejas y en sociedades, como bien opinais Krapp y tú. Los mecanismos son muy parecidos.
EliminarBesos!
Si pero yo soy más guapo.. jejejeje
EliminarAh, eso no lo sé, porque a Krapp no lo he visto, juas.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe he acordado de una cosa para cuando llegue el momento ¿vale? guardala ¡¡será tu grito de guerra en caso de necesidad!! :-)
ResponderEliminarYo la escucho a veces, cuando tengo que ir a mis guerras ( todos tenemos cajitas de las que escaparnos... hay muchos tipos:-) y no es broma, la sugestión hace mucho... alguna vez casi salgo por la ventana de la propulsión que pillo:))
Buenas noches cielo, que descanses, un beso inmeeeeenso NURIETA.
María, no la conocía, pero me ha encantado. Es un grito de guerra cojonudo. Gracias. Te lo tomo prestado y lo hago mio.
EliminarEres... no me canso de decírtelo. Eres increible, María. La mejor.
Millones de gracias. Y trillones de besos. Ánimo con el lunes. Sé que no son tus preferidos, pero pasan pronto.
Besoooooos!
ResponderEliminarVaya, una rana adiestrada!!
Tendrá que aprender de nuevo cazar, jugar, reír, pelear y vivir con un pelin de riesgo y sin miedo...
Las cajas singorina rana, son para los gusanos de seda y sus kpullos..
Se dará cuenta que a las ranas con 20 años todo les parecía pecado, ahora con 40 ATPC..
Un piacere
Beso de pájaro
Sicilia
Eh, que tengo 37, jajaja. Pero sí, ATPC. Un amigo dice que hay que MTALRCPMQLRP. Seguramente tiene razón.
EliminarHay que aprender de nuevo a casi todo. Será cuestión de divertirse reaprendiendo.
Un beso de batracio.
Desde el primer comentario ya están extraídas las conclusiones pertinentes. Luego he visto el sesgo que no podía faltar. Bien, el texto está cojonudo, tienes imaginación -algo que ya sabía de sobra-. Luego está el tema en sí, que es la pérdida de libertad por la falta de decisión, o personalidad, o carácter o acomodamiento. Eso no deja de ser un drama. Luego han salido las mujeres a colación, ahí difiero. Una víctima puede ser de cualquier género y de cualquier edad, sin etiquetas que queden bien. Una víctima es una víctima. Eso sí, como todo en la vida es una opción (al menos en los sitios donde "se cree" que hay libertad), en tu relato, Rana ha elegido siempre la opción que le ha parecido mejor. Posteriormente, ha decidido que no le parecía bien su nueva vida y se ha largado. ¿Por qué? Porque siempre hay opciones. Quizá lo que hay que esperar es el momento adecuado.
ResponderEliminarBesosmuchos, Nuriña. :-)
Gracias por lo de cojonudo! Ni te imaginas cómo lo valoro.
EliminarEstá claro que hay ranas de todo tipo, sexo, etc. Tomó decisiones? Sí y no. Dejó que alguien las tomase por ella. Eso es una decisión en si, mala, pero decisión. Lo que quería era expreaar que a veces estamos en una caja mucho antes de que aparezca la caja física. Es solo que a veces no somos conscientes.
Hay que esperar la oportunidad, eso es muy cierto. A veces la impaciencia nos hace ser poco prácticos. El momento adecuado, me gusta.
Besosmuchos patí, Sbm ;)
"Porque te amo tanto
ResponderEliminarno quiero cambiarte"
Neorrabioso (un gran poeta de paredes)
Sabes una cosa? Tuve esa poesía en mente desde el inicio del cuento. La colgué hace tiempo en algún otro sitio. Me encanta Neorrabioso (en paredes, porque cuando habla de sus musas... como que no).
EliminarBeso!
La seguridad es muy golosa... Quiero decir que muchas veces estamos dispuestos a renunciar a ciertas libertades a cambio de seguridad. Pero es indispensable saber marcar(se) unos límites en cuanto a derechos que damos a otros de condicionar nuestra vida. Llega un momento en que no compensa y es preferible el riesgo en libertad que la seguridad bajo llave.
ResponderEliminarUna ex-Rana :D
Muchos besos, Nuri
Es justo eso, marcar límites. La seguridad no vale de nada si no hay vida que vivir, si tu vida es una no-vida.
EliminarSiempre es preferible el riesgo en libertad.
Gracias, ex-Rana, me traes esperanza.
Muchos besos, Novi.
Seguro que sabrás hacerlo, saltar el charco, tarde o temprano, solo hay que abrir bien los ojos para ver, luego meditar y si cabe, rectificar, porque es de sabios, y elegir el camino correcto, a ser posible, el de la felicidad.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor.
Un beso
Me parece muy interesante, muy inteligente lo de meditar. A veces nos puede la impaciencia cuando despertamos. Pero hay que pensar todo bien, atar todo bien atado.
EliminarEspero saber elegir. En cualquier caso poder elegir ya es un gran paso.
Muchas gracias, preciosa. Espero que estés bien.
Un beso.