Retuerces mi alma llena de costuras, sodomizas con tu sonrisa los extramuros del tiempo
El vértigo, como
una vieja enredadera, lamiendo cada centímetro de piel
Corazón arqueándose
con mutilada belleza, sombras chinescas, orgasmo esquizoide
Usas tu lengua,
lluvia de gasolina sobre la balaustrada del viejo dolor, precipicio del sexo
El deseo efímero
es una granada de mano, ¿nos follamos el abismo en un último gesto de
canibalismo?
Recorre el secreto
del cuervo, abre mis cicatrices y déjalas gotear sobre tus ojos cerrados
Dulce profeta
del fracaso y la locura, ¿acaso eres tú el protagonista de cuentos y
pesadillas?
Acaricia
entonces a tu muñeca de nieve y ceniza, escalón de carne cosificada
Mira las ulceras
de mis dedos, penetra, rompe con fuerza el poema de mi carne, ahórcame con tus
dados trucados
Elígeme. Soy tuya. Tu flor de saliva y dolor. Haz que el mundo explote entre mis piernas. Mátame.
Elígeme. Soy tuya. Tu flor de saliva y dolor. Haz que el mundo explote entre mis piernas. Mátame.
Fin Capítulo 25.
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