Los que lleváis tiempo por aquí ya me habéis leído sobre mi abuelo. Al final acabo escribiendo siempre sobre las mismas cosas.
Mi abuelo murió cuando yo tenía 8 años, él 63. Se marchó, el
muy cabrón y me dejó huérfana de vida. Nunca nadie me entendió como él, nunca
tuve esa conexión con nadie.
No era una persona fácil, se empeñan en decirme. Me cuentan
historias para apoyar lo duro que fue. Hijo de puta, eso le he oído llamarle a
mi tía. Tendrá sus razones, las escucho y la entiendo. Pero cada uno vive las
cosas según las siente, y conmigo siempre fue la persona más increíble del
mundo. Nunca hay una única versión de las historias. Las cosas suceden, pero no son
las mismas para ti que para mi. Nunca las viviremos igual, nunca las contaremos igual.
Mi abuelo estuvo en la guerra, sufrió, dicen. Lo único que
le escuché contar al respecto fue que cuando llegaron, vencidos y famélicos,
creyeron que podrían comer hasta saciar el hambre acumulada durante meses, pero
no podían comer. Apenas comían algo sólido vomitaban, desacostumbrado el
estómago como lo tenían. Me contó que había estado quince días comiendo sopa que se
hacía con algo parecido a los canónigos que cogía a la orilla de un río. Si
miraba al cielo me caía de espaldas, me contó entre carcajadas. Siempre fue
capaz de reírse de sus desgracias, de reir a carcajadas por puta que se pusiese
la vida. Creo que es la mejor herencia que me dejó, aparte de mis manos y la
espalda ancha. No heredé sus ojos azules, ni su pelo rubio. Los remolinos sí,
puto pelo rebelde.
También heredé su melancolía, creo. Y decían que el mal
genio. Si me viese ahora lloraría conmigo por mi falta de carácter. O me daría
de hostias. O le daría de hostias a él hasta sacarlo de mi vida. Siempre tuvo
un carácter fuerte. Enfadado daba miedo. Eso decían. A mi no. Yo lo admiraba
más cuando ponía a alguien en su lugar sin ni siquiera perder los nervios. Su
voz sonaba a tempestad. Nunca le hizo falta elevarla demasiado.
Sufrió una vida de mierda. Perdió a tres hijos, dos de ellos
inválidos, presas de una enfermedad degenerativa que acabó con ellos en la
adolescencia. Perdió al amor de su vida pronto.
Pero siempre se buscó la vida. Era un superviviente.
Le recuerdo regando el suelo de tierra de su casa, jugando a
las cartas junto a la chimenea, empeñado en enseñarme trucos, guiños, reglas
que saltar. Si no se hubiese muerto llevándose mis ganas de jugar a las cartas
ahora seguramente podría vivir de ello. Pero aquella puta tarde, mientras
esperaba a que se lo llevasen sentada en aquel tronco muerto, acariciando la
cabeza de su perro, supe que nunca más podría jugar. Ni sonreir igual. Nunca
nadie me hizo sentir tan segura y valiosa. Nunca nadie me cantó La Zarzamora
con la risa y el llanto en la voz.
Durante años fui la vergüenza de mi familia, nunca supe comportarme como esperaban. La mayor parte del tiempo ni sabía qué coño esperaban de mi. El día de Todos
los Santos me obligaban a vestirme de domingo y fingir ser otra en la misa de
difuntos. Un año no pude más con el teatro e hice lo que siempre hacía cuando
iba sola al cementerio. Me senté en la tumba de mi abuelo y hablé con él,
riendo al contarle lo mal que lo pasaba en el instituto. Sentía como cuando me
sentaba en sus rodillas y me cantaba. Al año siguiente mi padre me dijo que si
no quería ir podía quedarme en casa. Casi me lo suplicó. Nunca más volví en
fechas señaladas. Cuando voy me sigo sentando en sus rodillas y contándole mis
miserias con una sonrisa.
Hoy me han dicho que seguramente la vista para el divorcio
se suspenda. Problemas burocráticos. Y a mi, como cada vez que la puta vida
aprieta, me ha dado por pensar en él.
Hoy te echo jodidamente de menos. Hay heridas que el tiempo
no cura. Tal vez no se vean. Tal vez las escondamos porque nos parece absurdo
que 30 años después sigan abiertas. Pero lo están. Joder si lo están.
Es tan real lo que escribes, Nuria, que ...
ResponderEliminarNo sé que comentar
A mi abuelo le tengo mitificado...siempre me había pensado que me parecía mucho a el, ahora sé que no (soy yo mucho peor),
Un beso fuerte, Angel
No creo que seas mucho peor, la verdad. Mitificamos, el tiempo y no tenerlos consiguen eso. Pero eran seres humanos, seguro que con sus fallos, y sus defectos.
EliminarGracias por comentar, aquí, allí, gracias Ángel, de verdad.
Un besazo.
Hay personas con las que conectas; personas que nos tocan sin más, de por vida.
ResponderEliminarNadie era capaz de conseguir que el dichoso crío se pusiera el traje para su comunión. Se sentía ridículo y no estaba convencido de pasar por aquella experiencia simplemente porque era algo que tocaba. Su madre andaba gritándole por todos los rincones, y cuanto más elevaba la voz, él más se enfurruñaba y se negaba a ponérselo. Desesperada, la madre llama a la tía de la criatura, que al poco tiempo llega con la mejor de sus sonrisas, lo coge aparte y le dice con cariño: "hijo, ¿qué te pasa?". El crío, todavía enfurruñado, le cuenta cómo se siente. Ella lo mira y en tres minutos consigue que se sienta comprendido y que cese su lucha interior. Total no es para tanto, ¿no?. Le da un beso y le dice mostrándole un reluciente reloj: "anda, ve... pero antes toma, esto es para ti..." Hay personas que conectan contigo, y que tienen esa capacidad de hacerte sentir bien y comprendido, pase lo que pase, de una manera incondicional.
Han pasado muchos años. Hace unos días fui a visitarla a Madrid. Ahora vive con sus hijas, impedida en una silla de ruedas. Un ictus la dejó así... y al verla, algo en mí se rebela; siente que no es justo que a una persona tan buena le pase algo así. Su mirada ha cambiado, aunque en el fondo se sigue adivinando su espíritu y esa bondad con la que siempre me ha mirado desde que la recuerdo... Tomo su mano. Ahora no puede hablar, pero yo sí; de hecho no paro, poniendo la voz más risueña de la que soy capaz. Y sigo hablando con ella, y la acaricio; y ella aprieta mi mano, durante más de veinte minutos seguidos... Y mientras me sigo rebelando, algo en mí se rinde y acepta lo que hay, a pesar que la otra parte sigue sufriendo y pasándolo mal, musitando que no es justo, porque no lo es. Y ahora sigo sintiendo lo mismo que sentía por ella, tal vez más. Si algo es capaz de darle sentido al sufrimiento debe ser esto que brota del interior, justo cuando la miro y me devuelve la mirada...
Lo mejor de las personas que te quieren es que no esperan nada de ti; disfrutan con tenerte a su lado. Eso es todo. Jamás las podrás decepcionar.
Crees que estás en medio de una gran batalla, y sin duda lo estás; pero la mayor batalla tal vez consista en darnos cuenta de algo de esto que esta noche me has hecho recordar. De salvarlo del olvido. De hacer que importe cada pequeño instante y de poderlos compartir con las personas que amamos de verdad.
Lo has vuelto a conseguir chica terrible, y de qué manera. Gracias.
Besos, abrazos, cariños... ¿los querrás compartir conmigo?
Mucho ánimo. No mires atrás.
Contigo comparto todo el cariño que me quieras dar. Sabes que te quiero.
EliminarA veces duele el recuerdo, o cuesta que la gente entienda que siga doliendo tanto tiempo después. Pero es bueno recordar, haber tenido alguien así a quien echar de menos. Hay gente que se pasa la vida buscando y nunca conecta así con alguien. Yo lo conseguí tan pequeña...
Me gusta que tú tengas a alguien así, y que aún a veces la puedas reencontrar en una mirada, un instante. Disfruta cada instante, son tesoros.
Besos, abrazos, de todo. Y gracias por escucharme y apoyarme siempre, eres genial.
no conocì a mis abuelos. ¿me prestás la memoria aunque duela? Porque me hiciste doler.
ResponderEliminarClaro que te la presto. Siento haberte hecho doler. La memoria duele, pero a la vez abriga. Yo no conocí a mi abuela, y mis abuelos maternos no fueron unos abuelos de esos que te quieren y te marcan. Así que guardo los recuerdos de mi abuelo como un tesoro.
EliminarUn beso.
Lo siento tanto cuando te veo así NURIETA...
ResponderEliminarQue esta noche... solo se me ocurre ponerme triste a tu lado, solo eso, aunque no te valga de nada. Así que arrímate un poquito, déjame que me acurruco a tu lado...si no podemos sonreír, lloraremos un rato juntas .. si quieres. Tú extrañas a tu abuelo en los momentos duros, yo...a mi padre. Cada día, desde hace 10 años le recuerdo montones y montones de veces, por montones de detalles. Siempre hay algo que me lo recuerda. Sobre todo en días como este tuyo cielo, cuando no sé a quien agarrarme, pienso en él y ¿sabes lo que me gusta imaginar? que está... Que me escucha, que me dice justo lo que necesito oír -siempre lo hizo- y que de una manera u otra me ayudará, así que esta noche..
Ye lo presto un rato...era/es infalible.
Te lo aseguro, la persona más infalible que he conocido jamás... seguro que hasta a ti te ayudará. Lo sé.
Un beso inmenso mi NURIETA...aquí sigue sin salir el sol, pero está ahí, también lo sé, tarde o temprano asomará mmuaaaaaaaaaakkks!!
...Esta noche, tienes aquí tres soles a tu lado:))
Tú eres mi sol, María. Me prestas a tu padre, me prestas tu ayuda, ríes conmigo cuando apetece llorar. Eres genial.
EliminarSe van pronto, no? Aunque supongo que aunque se fuesen con 112 años a nosotras nos parecería pronto porque los necesitamos.
Pero siguen aquí, en el corazón, en la memoria.
Un beso cielo azul. Que te quiero.
Nuria, yo te leo y se me apretuja el alma.
ResponderEliminarPorque entiendo perfectamente que cuando alguien a quien amamos nos deja, lo hace a la interperie. Porque descubres que son pocos los que van quedando, pocos los que cuando todo es amargo y áspero están para sostenerte.
Vengo de gente sencilla, de personas que de madrugada iban al trabajo, día tras día, año con año, hijo tras hijo.
Vengo de mujeres fuertes que llevaban a cuestas un hambre perenne, de hombres con la piel curtida por el sol, hombres de plomo pero también de canto y llanto. Hombres de palabras profundas, de palabras afectuosas que fueron semilla en la niñez de esta mujer que jamás imagino que echaría mano de ellas para poder apuntalar su vida.
Y de aquellos barros, yo soy este lodo. Y sería imposible continuar escribiendo de no tener la certeza de que de alguna manera ellos siguen con nosotros.
Quizás nada de lo que te diga sirva para arrancar de cuajo el dolor que ahora sientes, pero
no cesar en la lucha cotidiana de ser felices, es de algún modo darles a ellos una pizca de los que ellos nos dieron a nosotros.
Que esta guerra por tu felicidad a la que te enfrentas Nuria, sea para que el amor por tu abuelo no quede como una palabra errante y sin memoria.
Y para que llegado el momento, puedas dedicarle tu mejor sonrisa.
Un fuerte abrazo.
No te imaginas cómo me ayudas. Leo tus comentarios y siempre encuentro algo a lo que agarrarme, para no caer.
EliminarTenemos suerte de tenerlos, de haberlos tenido. Y tenemos suerte de provenir de luchadores, de esos cotidianos.
Lucharemos por ellos, por imaginar su sonrisa al vernos hacerlo.
Un beso y mil gracias.
Joder Nuria.
ResponderEliminarTu abuelo estaría orgulloso de ti.
Muy orgulloso de una nieta tan sensible, simpática, guapa y a la que todos queremos abrazar.
Lo del divorcio ya llegará.
Todo llega.
Besos preciosa.
Yo a ti sí te abrazaría, a tiempo completo. Lo sabes, no?
EliminarSiempre me acaricias el corazón, Xavi. Eres tan genial...
Besos.
Es cierto que para personas diferentes representamos cosas diferentes porque también nos relacionamos de forma distinta según lo que los otros provocan en nosotros y porque cada persona percibe una parte nuestra pero dificilmente el todo...y entramos en un bucle...tu abuelo para ti fue especial, y punto, todo lo demás no importa, ni siquiera que aquellos que lo catalogan de hijo de puta tengan razón.
ResponderEliminarSiento lo del retraso de la vista, entiendo que una está deseando que todo acabe de una vez y estos retrasos desesperan y llevan al hartazgo.
Besitos
Al final importa poco lo que te cuenten de alguien a quien quieres tanto. Lo que viviste con esa persona es sólo tuyo, y nada lo cambia. Para mi fue perfecto, con sus imperfecciones, pero perfecto.
EliminarAy, Inma, qué desesperación lo de la vista. Pero esperaré, tengo paciencia.
Besos guapa!
ResponderEliminarDe alguna manera, todos nosotros somos ahora tu abuelo. Siéntate y habla. Escuchamos y, ya sabes... te entendemos.
Es jodido cuando se va el que tu quieres y no quienes quieres que se vayan pero lo sabes, la vida no entiende de horarios ni turnos. Castiga a todos en diferentes modos. Solo la lucha contra los elementos puede cambiar la dirección del viento... creo.
· un bes·o
· CR · & · LMA ·
Que cambie ya la dirección, que ya no me caben más piedras en los bolsillos.
EliminarSois mi abuelo, sois amigos. Sois cojonudos. Me siento y os cuento. Qué suerte que me escucheis.
Un besazo.
Nuri...debe ser que ando baja...pero hoy conseguiste que se me pusieran los ojos llenos de lágrimas...sabes lo que pienso de todas maneras...que ojalá yo tuviera unos recuerdos así de buenos...aunque terriblemente dolorosos...es mejor el dolor que la indiferencia.
ResponderEliminarUn abrazo de crujir los huesos.
Guapa!
Ven que te abrace!! No me llores!
EliminarEs bueno tener recuerdos. La indiferencia nunca es buena. Eso lo tuve con mis abuelos maternos, y sus recuerdos no duelen, pero tampoco abrigan.
Un abrazo de osa!! Te voy a achuchar.
No te lo había dicho pero tengo una prima que se llama Nuria, yo la suelo llamar Nuri, por eso ayer te lo dije... No sé si fui un poco descastado o grosero, discúlpame si lo fui.
ResponderEliminarSobre lo de tu abuelo. Me encanta que hayas tenido un abuelo así. Mis abuelos nunca me quiesieron demasiado, ni yo nunca a ellos. Supongo que fue porque yio nunca fui lo que ellos esperaban de mí; no era buen estudiante, ni brillante, ni charlatán como mi hermano mayor. Ni siquiera era guapo. Nunca tuve alguien en quien verme reflejado y cuando lo tuve o lo empecé a encontrar -se llamaba Maria Teresa y era mi profesora de francés- se la llevó un tumor cerebral en apenas meses y me dejó desolado. Pero aquello me vino con retraso, lo de la desolación. Porque yo había encoentrado a una novia a la que veneraba. Una mujer que era muy poca cosa, pero a fin de cuentas era la primera, y cuando me dejó me encontrá más solo que el uno.
En fin, has logrado llegar a mi corazón por segunda vez Nuri. no se´si lo correcto sería llamarte Nuria, hasta que te fuera conociendo más a través de tus escritos, que considero muy importantes... Agradezco tu sinceridad y tu forma de abrirte. como escritor sé que no es nada fácil hacerlo... por lo menos aveces. Otras funciona, y es un modo de sacar heridas que te duelen. yo entre relato y relato, siempre mezclo un poco de mí. Claro que pocas veces dejo entrever donde estoy. En el último Campo de Hielo Sur, casi soy yo...
Un abrazo.
Me gusta que me llames Nuri, no me molesta. No he podido pasar a verte, he estado dispersa. En cuanto pueda me paso, debo muchas visitas.
EliminarEs bueno tener estos recuerdos. De mis abuelos maternos tampoco los tengo, y es triste.
Abrirse escribiendo en mi caso es una necesidad. Así me mantengo entera en el mundo real.
Qué pena que perdieses así a alguien importante. Qué duro. Lo siento tanto...
Un abrazo.
El mio, al que conocí, claro era un potentado de la vida, peón caminero y capaz de rellenar la petaca con las mejores hierbas, aficionado a la Brisca y al vino, ese juego de cartas y ese liquido sagrado. Y algo delincuente cuando destilaba el aguardiente. Paciente cuando le birlaba el burro para irme de paseo hasta el río. Atesoraba vacas y bueyes. Y una gata a la que le encantaban las ranas sin ancas, generoso, cada día disponía sobre la mesa una hogaza de pan, para mojar con el caldo que humeaba sobre la piedra que servia de cocina. Mi abuela en cambio era mujer de silencios. Aún me acuerdo de ellos. Seguro que hoy estarían orgullosos de éste nieto del que decían: O rapaz ten a pel do demo. Un beso.
ResponderEliminarEstarían orgullosos sin duda.
EliminarTu descripción de tu abuelo me ha recordado tanto al mio...
Gracias por traerme tus recuerdos.
Un besazo. Me siento al lado de la chimenea contigo y me cuentas más, vale?
Si te sirve de amuleto, úsalo sin miedo, es algo muy importante tener un referente, un gurú como diría los orientales que te ilumine el camino.
ResponderEliminarA ti te ha acompañado siempre, en otros casos uno descubre a su protector demasiado tarde y este año se cumple 20 de la despedida del mío.
Besos
Ufff, pues que nos acompañen sus recuerdos. Es triste que nos acompañen tan poco tiempo, pero sí, sirven como amuleto. Que nos iluminen.
EliminarBesos, y gracias. Sabes que tú también iluminas, verdad?
Joder, Nuria, me has emocionado. Es tan hermosa esa relación con tu abuelo, dos ovejas negras entendiéndose y comprendiéndose...
ResponderEliminarEs una putada que personas tan especiales se nos vayan, siempre demasiado pronto, sin darnos tiempo a disfrutarlos más o a decirles lo que sentimos. Pero atesoras no solo su recuerdo, sus enseñanzas y lecciones de vida, saber gracias a él que no eres ningún bicho raro o que mira, sí que lo eres, pero ya te he dicho mil veces que los perros verdes, los monstruitos y los raros somos los únicos interesantes en esta vida. Tú no eres una superviviente, eres una guerrera que porta las armas de tu abuelo, armas que a la vida le asustan y a muchos nos encantan. Eres muy fuerte y muy grande, y lo sabes. Besazo.
Pero si yo soy pequeñita! jajajjaja Una guerrera, me gusta. Ojalá. Eso sí, cada vez me tomo los golpes de la vida con más humor.
EliminarEs una putada enorme que se vayan tan pronto, pero sí, nos dejan recuerdos, y en mi caso sabernos entendidos.
Ay, mi perro verde, cómo abrigas...
Un beso enorme.
Sabes bien lo que opino de las heridas y el paso del tiempo, bien lo sabes.
ResponderEliminarNo sé qué más decirte, solo te mando un beso.
Y yo a ti preciosa. Esas heridas que nunca cierran. Cómo me jode que me entiendas. Ojalá no supieses de heridas de esas.
EliminarUn beso.
Hola! Sigo viva y estoy bien, pero me está resultando difícil contestar los comentarios. Entro en modo moñas y no puedo. Paciencia. Quiero hacerlo. Lo haré.
ResponderEliminarUn beso a todos y gracias!
Puede que la herida aún no se cierra del todo, pero tienes la certeza de que disfrutaste de su presencia y la aprovechaste, y eso puede servirte de bálsamo.
ResponderEliminarSé que no vas a desfallecer.
Esa certeza abriga, mucho. Sus recuerdos aun me hacen sonreir. Si no cierra del todo es porque fue importante. Esas nunca cierran.
EliminarNo desfallezco. No puedo. Gracias, de verdad.
Un beso. Un concierto?