Hace unos días que me da vueltas algo por la cabeza, no
entiendo bien qué me ha llevado a planteármelo, aunque hay varios detonantes. El primero son las salamandras, de las que ya he hablado por aquí. El segundo
es una polilla que me encontré en mi desconexión particular. El tercero es que
estoy autoconvenciéndome para ponerme a estudiar alemán de una vez por todas, y
he encontrado mientras lo intentaba, el borrador de una redacción que hice en
un examen el año pasado. Pero supongo que sobre todo es por todo lo que
últimamente pasa a nuestro alrededor, en nuestra economía, en nuestra política.
Las salamandras siempre me han fascinado. me parecen seres increíbles.
Pero tienen muy mala fama. En el sitio del que soy hay leyendas sobre ellos
(dragones, los llaman), sobre sus “fechorías”. La gente parece ponerse nerviosa
cuando las ve practicando escalada por sus fachadas, no sea que vayan a entrar
a sus casas y hacer no sé bien qué.
Las polillas… las polillas también tienen muy mala fama.
Nadie quiere verlas por su casa, no sea que se queden sin fondo de armario. A
mi me parecen increíbles, bellas. Sólo hay que fijarse un poco para poder ver
su belleza (menos exuberante que las mariposas diurnas, pero belleza al fin y
al cabo).
El examen… Ese examen fue un reto, pero no por la redacción
en si, si no por el tema: Mentir, ¿es bueno o malo? ¿En qué circunstancias lo
harías? … No veas qué putada de tema (perdón por lo soez). En un examen tienes
un tiempo limitado para redactar de forma coherente y gramaticalmente correcta.
Pero yo me pongo a pensar en la conveniencia de la mentira, sus distintas
apreciaciones, y me pierdo en disquisiciones varias sobre mentir, sobre
distintos contextos, variables a tomar en cuenta, y sobre todo sobre el bien y
el mal. Y me queda muy poco tiempo para escribir algo decente.
Yo no creo en absolutismos, no creo en blanco y negro.
Normalmente veo muchos tonos de gris, e intento ver todas las variables,
observar desde distintos puntos de vista. Así que me cuesta creer en “bueno y
malo”, así, simple y claro. No concibo simplificar así algo tan complejo.
Las salamandras no son buenas, ni malas, son animales, igual
que las polillas. No actúan por maldad. Actúan, punto. Y eso me lleva
directamente al animal “malo” más clásico, al tiburón. Siempre los vemos como
animales terribles, malos malísimos. Pero un tiburón es un depredador (conozco
a más de uno que también lo es), un animal casi perfecto en lo que hace. No veo
maldad en querer alimentarse. Pero a veces, de manera fortuita, se encuentran
con humanos, y acaban atacándolos, y en algunos casos matándolos. El número de
humanos que mueren por ataque de tiburón no es comparable con el de tiburones
muertos por ataque de humanos (ya sea accidental, cuando los atrapan en redes,
o de forma consciente, cuando los pescan para cortarles las aletas). Un tiburón
que ataca a un humano es normalmente por equivocación. Nos confunden con focas,
nutritivas y repletas de grasa. Me imagino al tiburón desconcertado después del
ataque: “Joder, ya me he equivocado. Yo que pensaba que era una foca, ya he
mordido a un surfista escuálido… cuánta energía derrochada. Hasta un par de
dientes he perdido.”
Eso no significa que quiera encontrarme con un tiburón
mientras buceo. Sólo significa que no me parecen malos, así, de manera
intrínseca.
Es difícil saber qué es bueno y qué es malo. Leyendo un post
decadente me he dado cuenta de lo dispar que es la opinión de la gente. Por
ejemplo sobre sexo. ¿Qué prácticas sexuales son buenas, cuáles malas? ¿Quién lo
decide? Si los dos están de acuerdo no entiendo por qué algo es malo, así
tajantemente, como opinan algunos.
Sí creo que hay cosas malas, en esencia. Lo de bueno no lo
tengo tan claro. Últimamente veo cosas malas, y por más que busque atenuantes,
variables, etc, me es difícil no ver maldad absoluta. Veo jueces que juzgan a
jueces más justos, políticos que mienten, que roban, gente a la que no le
importa gastarse el dinero de Bienestar social en un crucero por el Caribe
(bienestar es, pero social…), o gastar del fondo de cooperación para comprarse
pisos. Podría poner mil ejemplos más, pero no creo que sea necesario.
Sea como sea, creo que la bondad y la maldad puede elegirse.
Sólo hay que dejarse guiar por el instinto, conciencia, inteligencia, alma,
moral, o como cada uno prefiera llamarlo. Nosotros no podemos permitirnos lo
que se pueden permitir otros animales. Ellos, al fin y al cabo no tienen ni
conciencia ni justicia que los juzgue.
Hay edificios preciosos, ni buenos ni malos, sólo edificios. Esos edificios a priori positivos porque son hermosos, y traen turistas, han acabado endeudándonos (junto con otros muchos gastos inútiles, injustos, injustificados,...) más allá de lo razonable. Eso no es ni muy bueno ni muy positivo.
Y ahora las preguntas finales: ¿Es malo que yo escriba un
post sobre este rollo? Supongo que sí.
¿Es bueno comerse la cabeza varios días con este tema?
Supongo que no.