Hoy voy a hacer algo que no he hecho nunca: presentarme. Esta soy yo. Sí, esa de un poco más abajo, en la cama, despeinada y muerta de la risa. Esa soy yo con mi enana. Así es como debería estar siempre, feliz. Pero la vida tiene momentos para todo. Si me vieseis por la calle no me reconoceríais, porque soy muchas Nurias. Si me vieseis por la mañana, con el pelo suelto, Marea en el mp3, canturreando con cara de mala hostia porque pierdo el metro, o riendo porque escucho a Extremoduro y Robe parece haberse metido en mi cabeza para escribir la letra, no me reconoceríais. O si me vieseis con el moño, preparada para enfrentarme a los lobos, o con la trenza (con mi pena Tristeza se hace una trenza) que me recuerda que alguien alguna vez me quiso, tampoco me reconoceríais. Soy cambiante. Dependiendo de mi humor me disfrazo de señora, con traje y taconazos, o de treintañera a punto de ir a un concierto de rock, o de adolescente con mi camiseta rosa de corazones que forman una calavera.
Ahora me disfrazo de soldado, preparado para ir a la batalla, poniendo cara de valiente y fingiendo que las mariposas no han anidado en mi garganta. Porque se acerca la batalla final (aunque parece aun tan lejos) y tengo que estar preparada. Espero recordar algo de lo que me enseñó mi abuelo jugando a las cartas, y mi cara para esconder si llevo una mala mano no me traicione.
Por ahora intento permanecer entera y seguir dando pasos. Abrir puertas.
Por el camino voy perdiendo soldados de mi pequeño ejército, mientras otros se unen. A otros los alejo.
Como me sobran amigos (juas irónico) he apartado el mismo día a dos importantes. ¿Por qué? No sabría decirlo. Necesito fuerzas para la batalla, poco más. Aun así, ver cómo no hacen nada para evitar que les aleje me deja las cosas más claras. Perder a tu mejor amigo en un momento así es una mierda. Pero positivizo, y pienso en los pasos que he dado este año y pico gracias a él. No tendría cuenta de banco propia si no me hubiese mandado todos los papeles y casi obligado a hacerla. No hubiese buscado un abogado sin su empuje.
Soy una cobarde. Ahora estoy asustada de haberla cagado y tener que seguir sola, sin su apoyo. Pero lo haré. No puedo seguir muriendo de tristeza. Las cosas se pudren y al final la putrefacción lo llena todo, te alcanza si no sabes desechar lo que está en mal estado. Es hora de poner soluciones, con o sin apoyo.
Así que ahora necesito centrarme, estar entera. Me tomo un descanso de casi todo. Hace un par de días cerré mis cuentas de Facebook y Twitter. Y no ha sido tan terrible. Mirar cada poco tiempo el móvil como forma de automutilación me estaba consumiendo. Me siento un poco más libre. Supongo que en un par de semanas estaré desesperada, no sé.
Aquí me voy a tomar un respiro. Quiero vivir, luchar, hacerme fuerte, aprender a quererme, intentar ser feliz. Así tendré muchas cosas que contaros cuando vuelva si seguís por aquí. Sólo quiero que no todas sean tristes.
Sed felices en mi ausencia. Os echaré de menos. Gracias por estar conmigo este tiempo, por hacerme feliz y aguantarme. Sois cojonudos.
Tal vez en un mes esté lista, tal vez en más, quizás en menos. Parece que viva yéndome. No es eso.
Un besazo y gracias, de verdad.