jueves, 18 de abril de 2013
domingo, 14 de abril de 2013
No, es simple, 2 letras, 2 putas letras
viernes, 5 de abril de 2013
A la mierda
En cuanto toquen de verdad las pensiones esto se va a la mierda. Eso es lo que opina mi padre.
Mi padre trabajaba en una multinacional, más de 20 años. Antes había sido agricultor y apicultor. Dejó el campo porque no ganaba ni para pipas. Nos mudamos a una ciudad más grande, más cerca de la capital. Empezó a trabajar y nunca cambió de empresa. Un día le dio por decir que cualquier día cerraban y se iban todos a la puta calle. Papá, es una multinacional. Sí, sí, se llevarán la producción a otro sitio, uno donde los trabajadores cobren menos y tengan menos derechos. Y así una y otra vez. Al final se convirtió en la banda sonora de nuestra vida. Lo tomamos a risa. Mi hermana y yo le tomábamos el pelo. Hala, ya estás otra vez con la cancioncita. Joder, qué cansino es papá, comentábamos entre nosotras. No sé si le pasa a todo el mundo, pero yo no valoraba para nada la sabiduría de mi padre. Es un hombre sencillo, de campo. Pero es el hombre más cabal que conozco. Eso lo veo ahora. Ahora me doy cuenta de que una licenciatura no me hace saber ni la mitad de lo que sabe él de naturaleza. Ahora sé que ve venir las desgracias, las intuye. Es prudente. Pero entonces le veía como un angustias. Coño, será agorero, decíamos. Claaaro.
Las cosas iban bien. Pero la empresa amenazó con llevarse la producción a otro sitio. No ganaban lo suficiente, decían. Entonces Generalitat les dio una subvención para que no se marchasen. Les obligaban a quedarse durante x años en la Comunidad Valenciana. Mi padre recrudeció su discurso. A nosotras nos seguía haciendo gracia. Pero si no se pueden ir papá.
Cuando no había pasado ni un tercio del tiempo acordado se llevaron la producción a China. Hala, más de 500 personas a la puta calle, mi padre y mi hermana incluidos. Toma predicción. Mi padre es adivino. No, no, coño, tiene sentido común. Eso lo veo claro ahora.
En España existe algo que creo que no se da de forma tan brutal en otros países. Tenemos una red familiar que para la caida. Te quedas en paro y la familia te echa una mano. Los abuelos alimentan a los nietos, pagan parte de las hipotecas de los hijos. Y esto, que nos evita morir de miseria, también tiene algo negativo. Yo creo que enmascara la gravedad real del problema. Sin esa ayuda muchos no tendrían con qué alimentar a sus hijos. Y esto, tan terrible, sería lo que nos sacaría de casa, lo que nos haría mover el culo para buscar soluciones, para protestar.
Durante años los abuelos, pero sobre todo las abuelas, han permitido que las mujeres pudiesemos trabajar. Sin ellos en España, con los horarios, y las pocas facilidades para conciliar vida familiar y laboral, muchas nos hubiesemos tenido que quedar en casa. Tal vez entonces hubiesemos luchado en serio por conseguir leyes que nos permitiesen ser madres y trabajar. No sé, llamadme loca, pero creo que al estado esta generación de abnegados abuelos, que cuidaron de sus padres, que ahora cuidan de sus nietos, les está salvando el culo. Al menos palían el desastre, no nos hacen ver la seriedad del problema, su verdadero alcance.
Hoy no sería capaz de explicar la cantidad de abuelos que me han contado que mantienen a sus hijos y nietos. Ay, nena, si yo tengo una ong en casa, bastante tengo con mantener a mis hijos. Están en paro, ¿sabes? y si no les echo una mano pierden el piso.
Mis padres, que tienen su piso pagado hace muchos años, viven ahora asustados por si lo pierden. Por mi, por mi culpa, por mi hipoteca.
Mi padre es sabio. Más le vale al estado no tocar las pensiones mucho, a no ser que quieran enfrentarse de repente a una especie de efecto dominó.
Qué tristeza ver tanta gente mayor preocupada por sus hijos y nietos…
miércoles, 3 de abril de 2013
Mi mundo se vuelve cada vez más absurdo
Coño, otro que cree que soy maravillosa, como Alberto. Sí, sí, la mujer de tu vida, dónde has estado toda mi vida, quiero que seamos felices juntos, oye, yooooo es que no miento, creo una historia, para poder follar...
Ay, vale, últimamente mi vida se llena de gañanes mentirosos. Bueno, a ver qué quiere este. Y sigue, y sigue, que no ha dormido más que a ratos este año por mi recuerdo, que mis ojos marrones se vuelven verdes, y con una pizca de amarillo cerca del iris que ...bfff... Ya, ya, la hostia, soy la hostia. ¿Qué querías? Pues hablar contigo es tan inolvidable, un año reuniendo el valor. Me duermo, mañana hablamos. Es que mañana me voy fuera, no podremos hablar más (mira, con fecha de caducidad cercana, está bien, este al menos ni se eterniza ni se pone pesado con los whatsapp), me voy a Irlanda a trabajar, por eso me he atrevido a escribirte. Pensé que jamás me contestarías, eres tan inalcanzable (coño, cuánto daño han hecho los boleros, y las novelas....). A ver si lo entiendo: apareces de la nada, me dices todas esas cosas (incluido que quiere hacerme feliz cada día del resto de mi vida), y desapareces. Es que no quiero que salga mal, he sido tan feliz con esta conversación, con tu atención... no soporto pensar que acabaría antes de empezar, eres un ángel (Alberto no opina lo mismo, mira, podeis quedar e intercambiar tretas absurdas para ligar, ay), una reina. Gracias por ser una reina. Madre míaaaaaaaaaaaaaaaa. Pero ¿a este quién le escribe las frases??? Ufff todos los friquis son mios. Vale, pues hasta nunca (uy, eso no me ha quedado muy de ángel). ¿Me dejas? ¿Eso quieres? ¿Un hasta nunca? Mira, yo quiero dormir. Eres tú el que aparece para desaparecer. Pídeme que me quede y no me voy. Quiero abrazarte. ¿Un abrazo? Yo no abrazo a cualquiera, para mi los abrazos son importantes. Volveré. ¿Me esperarás? Pero si no te conozco, ni tú a mi. Yo sí te conozco. Llevo un año prendado de ti, imaginándote, reuniendo el valor para hablar contigo. Si no fuese tan cobarde... ¿Cenarás conmigo cuando vuelva? Ah, ¿vuelves? Claro. ¿Me esperarás? Y dale. Joder. Pero si no nos conocemos, ay. Mira, si quieres cuando vuelvas me llamas. Tengo sueño. Pero no me atreveré. Lo sé. Soy un cobarde. Si no aquel día te hubiese mostrado quién soy, y quien eres tú (???????????????), y lo mucho que vales. Claaaaaaaaaaro, millones. Soy un valor en alza en el mundo friqui y absurdo. Seguro que mi número sale en alguna guía.
Bueno, tomaremos un café. Vale, pero me voy a dormir (quiero dormir, ya veré luego cómo me libro del café, ay, si es que vuelves, o te vas, o lo que sea, que ya me he perdido). Bueno, pero... ¿Y si quiero algo más? No nos conocemos. ¿Y si tú quieres algo más? No nos conocemos (además empiezo a estar convencida de que no, coño). Bueno, mira, si insistes (jajjajajajajajj ¿YO?) quedaré a tomar café contigo. ¿El martes puedes? ¿Pero tú no te ibas a Irlanda? ¡¡Y yo no insisto!! Pero es que... si sale mal... Prefiero quedarme con el recuerdo de esta conversación que jamás olvidaré. Ni yo, Juan, ni yo, como para olvidarla. Hala. Hasta... Hasta cuando sea.
La no relación más fugaz de la historia ha terminado. Yo, curiosa, busco su número en google, por si es de algún conocido que me quiere tomar el pelo, o de algún programa de cámara oculta o algo. Y aparece esto:
chico ofrece sus servicios gratuitos para sexo...no cobro.
¡¡Mira!! Está bien. En el imposible caso de que follásemos no me cobraría. Juas.
Ay, el mundo se ha vuelto loco.
martes, 2 de abril de 2013
¿Desconexión imposible?
Hay cosas que se asocian a la infancia que me gusta hacer. Me da igual si ya no tengo edad (coño, dentro de poco cumpliré... cumpliré, juas), me da igual si me miran mal. Me gusta colgarme en las barras en el parque con mis hijas, me gusta columpiarme, y sentir que vuelo, me gusta hacer burbujas, y sí, me gusta volar cometas. Así que he disfrutado volando cometas bajo las nubes de mi lugar en el mundo.
Quise huir, pero ... bueno, la huida resultó menos placentera de lo que esperaba. Así que podría haberme deprimido, pero ahí estaban las nubes, y las cometas, y mis enanas patinando, y las flores empeñándose en recordarme que ya es primavera, por más que el tiempo dijese que de eso nada, que el otoño se negaba a marcharse. Y yo, que a veces tengo un ánimo inquebrantable (ya, ya, no lo parece), me empeñé en disfrutar. Y que le den a la mala compañía, y a la cara de cómo sufro por tu culpa, o a esa otra de cómo te odio cuando pareces feliz. Me he divertido. He sido feliz a ratos. He caminado, he hecho rosas de fieltro que han hecho felices a personas que quiero (me encanta regalar chorradas, es un mal vicio).
He perdido mi lugar seguro. Tengo un lugar seguro. Y no, no es un lugar. Mi lugar seguro era mi primer amor. Es fácil volver con la mente una y otra vez al lugar seguro, a ese en el que eras inocente, feliz, a ese en el que aun creías, en el que los monstruos se podían matar con las manos, a ese en el que aun quedaba toda la vida por delante, y nunca era tarde para besar por primera vez. Y entonces recuerdo un haiku de Kirmen Uribe que me ha costado entender...
Sí, en mis sueños siempre tienes aquella edad, cuando todo parecía posible. Pero no se puede creer que todo sigue igual que cuando tenías 15 años. Sí, sí cambiamos. Y la vida es una hija de puta que se burla en nuestra cara. Y yo, cada vez que la escuchaba reir, cada vez que me daba un bofetón y dejaba de creer en todo, volvía a él, a mi lugar seguro, a cuando todo era posible. Pero ya no tengo 15 años, ni él 18. Ya nada es posible. Estos días me he dado cuenta. Y ha sido una putada. Pero sigo entera, te jodes, vida cabrona. Soy como esos tentetiesos que por más que los tumbes siempre vuelven a ponerse de pie.
He tomado café con quien nunca falla. Hay gente que siempre está, que siempre te hace reir, que siempre rie contigo.
Y he encontrado arañas expertas en camuflarse tomándose unas vacaciones (venga, estos días paso de esconderme, te dejo que me hagas una foto).
Y he reido por la forma extraña y efectiva en que un amigo me ayuda en la guerra. Gracias. En serio. Reir contigo es ...